Nuestro paso por Israel fue fugaz, pero no por ello menos fructífero. En la semana que estuvimos recorriendo ese tan pequeño como hermoso país, elegimos algunos puntos que consideramos fundamentales para nuestro recorrido, con la intención de volver algún día. Nuestro primer destino fue la modernísima ciudad de Tel Aviv.
Tel Aviv me sorprendió para bien. No tenía muchas expectativas, más
allá de encontrar una linda y moderna ciudad costera, más parecida a Punta del
Este que otra cosa. Pero me equivoqué. La ciudad no tiene grandes sitios
históricos o representativos, más allá de la ciudad vieja de Jaffo que
en sí son escasos metros, o alguno de sus típicos mercados, pero el aire
descontracturado, sus contrastes y el mar, la hacen una ciudad encantadora.
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Vista de la ciudad vieja de Jaffo - Tel Aviv |
Tel Aviv es una ciudad moderna, muy occidentalizada, con un alto nivel de vida. La gente es relajada, e imprime al ambiente un aire de despreocupación que contagia. La costanera es muy linda y moderna, y contrasta con los mercados más desprolijos, donde se vuelven a hacer presentes los gritos, los olores, y los tumultos de gente.
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Tel Aviv |
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Playa de Tel Aviv |
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Shuk Ha´Carmel - Tel Aviv |
En Tel Aviv nos encontramos con un amigo de mi marido de la adolescencia que hizo aliá (se fue a vivir a Israel) hace más de diez años, y actualmente coordina grupos de jóvenes que hacen programas de viajes a Israel, y también trabaja como guía de turismo, con lo cual tuvimos un recorrido de lujo por Tel Aviv, y también por Jerusalem.
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Ciudad vieja de Jaffo - Tel Aviv |
Nuestro amigo/guía privado nos regaló un completísimo city tour por Tel Aviv. El día era puro sol, así que fue un placer andar a pie por la ciudad. Empezamos caminando por la costanera desde el centro, en dirección al sur, hasta la vieja ciudad de Jaffo, donde se gestó Tel Aviv. Jaffo actualmente es un pequeño barrio pintoresco, con construcciones antiguas hecha en piedra, y con el semblante de una fortaleza. De allí nos alejamos del mar, para adentrarnos en la ciudad y visitar el Shuk (mercado) Ha´Carmel y sus alrededores, donde la prolijidad de la zona costera va dando lugar a un atractivo caos de gritos, colores, olores y productos de los más variados. Luego recorrimos el barrio de Neve Tzedek, de casas bajas y bonitas que contrastan con los altísimos edificios de los barrios que lo rodean, para finalmente hacer una parada estratégica para descansar y comer algo en el boulevard Rothschild, situado en plena zona céntrica de la ciudad.
Para finalizar el día de paseo, disfrutamos de un hermoso atardecer en la playa, observando el ambiente relajado y la buena vida que caracteriza a esta moderna ciudad.
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Ciudad vieja de Jaffo - Tel Aviv |
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Tel Aviv |
Una de las cosas llamativas en Israel al menos en un primer momento, pero que después se termina naturalizando con el correr de los días, es ver a los jóvenes vestidos de soldados por todos lados, con unas ametralladoras de película. Algunos hasta parecen nenes disfrazados. Pero no. Son soldados de verdad. Encima, como estábamos en Purim (una festividad judía muy alegre, donde la gente suele disfrazarse), nos costaba a veces diferenciar quién era un soldado de verdad y quién un adolescente disfrazado.
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Shuk Ha´Carmel - Tel Aviv |
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Purim en Tel Aviv |
Creo que hay que entender que Israel es un país en conflicto casi permanente, y el ejército forma parte de su fisonomía y su ambiente cotidiano. Y también en este sentido, con cualquier israelí o persona que haya hecho aliá que se hable, se escucha una defensa de Israel por sobre todo, y también un enorme orgullo y amor por pertenecer, como también un sentimiento de agradecimiento por vivir allí. Sinceramente eso no lo había percibido nunca en otro lugar. Aquí la gente se siente cuidada por su país, y por ende está dispuesta a defenderlo.
Al día siguiente partimos con nuestro guía privado rumbo a Jerusalem. Nos tomamos un colectivo desde la estación central de buses, y después de una hora de viaje aproximadamente arribamos a destino. Israel es un país muy pequeño con lo cual las conexiones y las distancias no son un problema.
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Kotel - Jerusalem |
Apenas llegamos realizamos un recorrido con todas las explicaciones históricas pertinentes por la Ciudad Vieja de Jerusalem. Recorrimos el barrio armenio, el judío y su emocionante Kotel (o Muro de los Lamentos), el barrio cristiano con su imponente Santo Sepulcro, y parte del shuk (mercado) árabe. Lamentablemente la parte musulmana de la ciudad vieja no pudimos conocerla porque se dieron varios atentados a judíos en los últimos días, la mayoría en los barrios árabes, lo que no hacía recomendable transitar por esa zona.
Jerusalem es magnífica. Creo que no existe una palabra que pueda reflejar lo que en esa ciudad se respira, lo que esa ciudad transmite. Su historia es inigualable en el mundo, sobre todo en lo que respecta a las religiones. Todo pasó allí. Es el lugar más sagrado para casi todas las religiones, al menos para las más masivas y antiguas, y eso se siente en el aire. Y en lo que a mí personalmente respecta, tocar el Kotel y poder dejar mi papelito entre sus piedras fue de lo más conmovedor que me pasó.
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Ciudad Vieja - Jerusalem |
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Kotel - Jerusalem |
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Duomo de la Roca - Jerusalem |
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Santo Sepulcro - Jerusalem |
Luego de la visita por la ciudad vieja caminamos por la calle Yafo y recorrimos las zonas más céntricas de la ciudad donde se mezclan los turistas, con los judíos menos ortodoxos, los ultra ortodoxos, los soldados y policías, y los israelíes de jeans y minifaldas. Jerusalem es una ciudad que conserva lo antiguo, pero que suma la cuota de modernidad inevitable y necesaria para una ciudad de este estilo que recibe a tanta de gente de todo el mundo. En nuestro paseo hicimos una pasada fugaz por el fascinante Mahane Yehuda, un típico mercado israelí de comidas, por el cual pasamos en reiteradas oportunidades. Creo que los mercados están dentro de los lugares que más me gusta visitar. Me encanta ver los productos que se consumen en cada lugar, cómo la gente se comporta en su vida cotidiana y el trato entre las personas. Creo que son de los lugares donde uno más puede conocer como es la cultura propia de cada sitio.
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Shuk Árabe - Jerusalem |
Para el segundo día en Jerusalem contratamos una excursión a Masada y el Mar Muerto. Sinceramente, si se cuenta con más tiempo, o con auto, creo que es mejor hacer las visitas por cuenta propia. Las excursiones siempre usan mucho tiempo en buscar gente, esperar gente, pasar por las tiendas, en detrimento del tiempo que se le dedica a los lugares. Por ejemplo, si bien nuestro guía estuvo muy bien, no creo que hayamos llegado a recorrer la mitad de Masada. De todas maneras, cuando uno contrata una excursión sabe que esto sucede. Hacerlo por nuestra cuenta nos iba a implicar otros tiempos con los que no contábamos.
Masada me impresionó mucho. Tanto por el lugar donde están ubicadas las ruinas, una montaña a más de 400 metros de altura situada en el desierto de Judea, como por la historia. En resumen, Masada en sí fue una fortaleza que el Rey Herodes ordenó construir durante el primer siglo a. C. Allí el rey tenía sus palacios, sus baños y demás comodidades, y su ubicación ayudaba a protegerlo de los enemigos. Cuando Herodes muere, la fortaleza es ocupada por los romanos, y luego es ocupada por un grupo de familias judías que se rebelaban frente al poder de Roma, durante los primero años d. C. Cuando esta comunidad se vio acorralada por los romanos, decidieron que cada jefe de familia debía matar a sus familias, y luego se realizó un sorteo entre los sobrevivientes para elegir quien mataría al resto y luego se suicidaría. La historia de Masada, si bien es polémica porque la religión judía no avala el suicidio, es una historia que habla del valor de la libertad.
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Mar Muerto |
La geografía de Masada es totalmente desértica. Por suerte el día nos acompañó y estaba nublado, pero así y todo hacía mucho calor. No me quiero imaginar en verano. Y el paso por el mar muerto fue muy divertido, nos metimos al agua, flotamos, nos embadurnamos de barro, y la pasamos muy bien.
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Masada |
Por la tarde volvimos a Jerusalem, donde ya se veía en las calles mucha gente, mucha de ella disfrazada, haciendo la previa para la celebración de Purim. Vivir Purim en Jerusalem fue un hermoso premio que coronó nuestro paso por esta ciudad. La alegría de esta festividad, contagiada en cada persona y en cada calle, le dio un sabor muy dulce a nuestra visita.
El viernes por la mañana visitamos el Museo de la Shoa (holocausto), Yad Vashem. Un museo muy bien armado, y muy, pero muy terrible y emotivo. Después nos fuimos otra vez al Mahane Yehuda, pero esta vez para ver el movimiento previo al Shabat (el descanso del sábado), al cual se le sumó el festejo de Purim, así que había mucha gente disfrazada, tomando, bailando y festejando. Nosotros para no ser menos nos disfrazamos como pudimos, nos compramos algunas bebidas espirituosas, y nos sumamos al festejo.
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Purim en Jerusalem - Mahane Yehuda |
Ya entrado el Shabat nos fuimos a vivirlo al Kotel, lo cual es una experiencia única. Rezamos, contemplamos, y como es costumbre entre los judíos más observantes nos invitaron a una cena y aceptamos. Por lo general en el Kotel muchas familias invitan a pasar la cena de Shabat a otras personas, porque para los religiosos es una mitzvá, un mandamiento, muy importante. Nosotros compartimos una cena llena de comida riquísima, bebidas y dulces junto con unos estudiantes mexicanos y otros estadounidenses. Fue una hermosa velada.
En Jerusalem desde el viernes a la tarde hasta el fin del Shabat el sábado por la tarde, es muy difícil encontrar negocios abiertos, por lo que conviene proveerse de lo necesario. De todas maneras siempre algo se encuentra, pero tal vez no tan sencillamente. Tampoco funciona el transporte público.
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Ciudad Vieja - Jerusalem |
Después del almuerzo nos fuimos a perder por las calles de la Ciudad Vieja, despidiéndonos del Kotel y paseando por el shuk árabe al cual no le encontré nada de extraordinario, sobre todo después de haber conocido los bazares de Estambul. No vi nada original. De todas maneras, salvo los mercados de comidas, es algo que vengo observando en casi todos lados. Ya no sé si hay algo que uno no pueda conseguir en otro lugar. Tal vez los precios pueden resultar más o menos convenientes, pero como productos originales hace mucho que no veo nada en ningún país en el que haya estado últimamente. Con la comida todavía es diferente, sobre todo porque a la comida muchas veces se le suma la cultura propia de cada lugar, y eso es más difícil de exportar.
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Shuk Árabe - Jerusalem |
Al día siguiente partimos para Haifa, y luego de dos horas de viaje llegamos a destino. Haifa es una ciudad costera importante, al norte de Israel. Según lo que me contó mi marido antes de llegar, es la ciudad de Israel donde más mezcla de religiones existe, y se la reconoce por su amplia tolerancia entre las personas. De hecho es la sede mundial del culto Bahá'í, que es un culto de origen persa, absolutamente desconocido para mi hasta ese momento, que existe en varios países del mundo y surge como la mayoría de los cultos cuando su fundador dijo haber tenido una revelación divina y varios lo siguieron.
Para aprovechar lo que nos quedaba del día nos tomamos un tren a la cercana Acco (o Acre, o Akko), donde existe una ciudad amurallada que fue una fortaleza de los cruzados. Lamentablemente no pudimos entrar a los museos por el horario, pero sí recorrer la ciudad vieja, llena de callecitas y mercados. Me llamó mucho la atención que la mayoría de la gente de la ciudad eran árabes. Por momentos parecía que estábamos más en Turquía que en Israel.
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Acco |
En el camino de regreso a la estación de trenes encontramos una joyita medio escondida: una Sinagoga Tunecina, con un trabajo de mosaiquismo en todas sus paredes, techos y pisos realmente bellísimo. Nos llamó mucho la atención que todos los diseños eran figuras humanas, animales y objetos, relatos de la historia, y hasta los signos del zodíaco, cosa que no estaría permitido por el culto judío.
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Sinagoga Tunecina - Acco |
Respecto de Haifa, algunas cosas me llamaron poderosamente la atención. En primer lugar su contraste. Si uno compara la parte baja de la ciudad con la parte más alta (Haifa es una ciudad que da al mar, pero su relieve es irregular), se observa una diferencia edilicia y urbana muy llamativa. En segundo lugar la cantidad de lugares de culto diferentes y algunos llamativamente extraños. Y por último la cantidad de gatos. Haifa es una ciudad peculiar.
La zona alta de la ciudad es muy linda, moderna y prolija, llena de espacios verdes, hoteles importantes, y con una vista hermosa de la ciudad y el mar. Desde la zona alta también se visitan los Jardines Baha'istas, que son una belleza, y van desde la zona más alta de la ciudad hasta la más baja, con el Santuario del Báb situado en la parte media, y que es donde yacen sus restos. El Báb, Siyyid ‘Alí-Muhammad, fue un religioso fundador de la religión del Babismo, y precursor de Bahá'u'lláh, fundador de la Fe Bahá'í. Tanto los jardines como el templo se construyeron y se mantienen por el aporte de los seguidores. En el mundo hay diferentes comunidades en diversos países, y se estima que esa religión tiene alrededor de siete millones de fieles. La Fe Bahá'í es monoteísta, reconoce a todos los profetas de todas las religiones y se basa en el principio de la igualdad. El templo y los jardines aumentan el contraste de Haifa. Si se continúa en línea recta desde el templo Bahá'ísta hacia el mar se desemboca en el barrio más turístico conocido como la Colonia Alemana, que son pocas cuadras llenas de bares y hoteles bonitos.
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Jardines Baha´istas - Haifa |
Si uno se adentra más por los alrededores de ese barrio, se empiezan a ver calles más desprolijas, viviendas viejas y algunas muy descuidadas, que no tienen absolutamente nada que ver con la parte alta de la ciudad. Por momentos parecían las casas que uno acostumbraría a ver en lugares como Centro Habana, o en barrios humildes y periféricos. A mí me resultó pintoresco, pero tranquilamente a cualquiera podría parecerle feo.
Dentro de Haifa también visitamos la Cueva de Elías donde se ocultó el profeta, que actualmente funciona como un lugar de rezo y no tiene mucho más atractivo que la intriga que lleva buscarla, porque es difícil llegar a ella (no porque el lugar sea impenetrable, sino porque no está señalizada). Justo dio la casualidad que se estaba celebrando el corte de pelo de un niño (por tradición, a los varones judíos no se les corta el pelo hasta los tres años). Así que ligamos algo de comida. También caminamos por el Louis Promenade, en la parte alta de la ciudad, desde donde hay una vista hermosísima. En Haifa usamos casi todos los medios de transporte: el cable carril, un subte que asciende y desciende por dentro de la montaña que nos pareció muy novedoso, el metro bus y el tren.
De Haifa regresamos a Tel Aviv por la tarde. El día que nos quedó lo dedicamos a pasear por esa ciudad hermosa, de la que me fui más que contenta por haberla conocido. Pasamos por su conocida avenida comercial Dizengoff, y seguimos por la costanera hacia el norte, recorriendo varios paseos muy bonitos.
Israel me pareció un país maravilloso. Todos los lugares por los que pasamos me encantaron. Lo que si para nosotros actualmente nos resulta muy caro. Comer un falafel con un vaso de cerveza en Tel Aviv puede llegar a costar entre 40 y 50 shekel, lo cual sería entre 150 y 200 pesos argentinos. Comer en un restaurante ni lo probamos. Pero bueno, siempre se encuentran variantes. Los supermercados tiene muchos productos ya preparados que son una excelente opción, y contar con cocina en el lugar donde uno se aloje también puede ayudar a controlar un poco los gastos en comida.
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