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viernes, 1 de mayo de 2015

Ecuador Parte III: Otavalo, Baños Alausí y Cuenca

Otavalo es un pueblo situado a dos horas al norte de Quito (los buses de Quito a Otavalo salen desde la terminal norte, Carcelen. El pasaje costó 2 dólares). Al contrario de lo que imaginábamos, no resultó tan pequeño y quieto. 

Llegamos por la tarde, justo para el comienzo de la procesión por el Viernes Santo, que no fue de la magnitud de la de Quito, pero a juzgar por el tamaño del pueblo tuvo bastante convocatoria. Luego caminamos un poco por el centro, y cenamos el típico plato ecuatoriano que consiste en su mayoría en algún tipo de carne, arroz, menestras (frijoles, porotos, o algo similar), y un poco de ensalada. 

Otavalo nos pareció muy bonito. Muchas personas aquí conservan sus trajes típicos aborígenes y se comunican en su lengua lo que le brinda cierta autenticidad.

A la mañana siguiente fuimos a pasear por el gran mercado que se arma todos los sábados en este pueblo, y al cual concurren personas de diferentes comunidades cercanas. El movimiento comienza desde muy temprano, es mucho, y va aumentando a medida que avanza el día. Bien temprano nos fuimos a conocer el mercado de animales, donde se ve a las personas comprando o intercambiando diversos animales vivos, desde gallinas y conejos, hasta vacas, chanchos y perros. Este mercado funciona hasta el mediodía. De allí nos fuimos a la Plaza de los Ponchos, donde funciona el mercado artesanal, que se extiende también por las calles linderas. El mercado es grande, pero no me llamó la atención su tamaño. En el mismo se pueden encontrar desde artesanías típicas hasta productos industriales y cosas truchas. Hay de todo. En general, en los puestos de la plaza y los más cercanos a ésta se encuentran los objetos más artesanales. Cuanto uno más se aleja de la plaza, ya se empieza a ver cualquier cosa que no tiene nada que ver con lo artesanal. También hay varios puestos de venta de frutas y verduras, legumbres, y pequeños comedores. No fue el mejor mercado que conocí en mi vida, pero estuvo lindo. Los precios en general estaban bien, y como sucede siempre en estos lugares, todo se puede regatear.




Comer y dormir en Otavalo es aún más económico que en Quito. Los hoteles rondan los 30 dólares por habitación, y se puede almorzar o cenar por dos o tres dólares.

Luego de recorrer el mercado y antes que nos agarrara la lluvia, pegamos la vuelta para Quito. Llegamos a la tardecita, sin mucho tiempo para nada, así que cenamos y nos fuimos a dormir. A la mañana siguiente, partimos rumbo a Baños. 

Baños es un pueblo situado en un valle a casi 200 km de Quito, que en tiempo de viaje son aproximadamente tres horas (los buses de Quito a Baños se toman en la terminal sur, Quitumbe. El pasaje costó 4,5 dólares). La geografía de Baños es preciosa: sierras verdes y cascadas. Un paso más al este ya nos encontramos nuevamente con selva. Pese a ser pequeño, es uno de los sitios más turísticos de Ecuador. Aquí se realizan muchísimas actividades de ecoturismo, senderismo, ciclismo de montaña, como así también otros deportes extremos (rafting, escalada, saltos, canopy, entre otras cosas). También Baños se caracteriza por sus aguas termales. Ofrece diversos complejos de piscinas donde uno puede ir a tomar un baño termal. Desde allí también se puede conocer uno de los volcanes en actividad más grandes del país: el Tungurahua.

Además de su geografía el pueblo es muy bonito. Si bien es cierto que es pequeño, tiene la infraestructura de sobra para servir al turismo que llega. Se ven muchos hospedajes de distintas categorías, restaurantes y agencias de turismo.

Llegamos cerca del mediodía y luego de almorzar fuimos a visitar el mirador Bellavista. Si bien para acceder sólo hay que transitar por un sendero de un kilómetro, éste es muy empinado, con lo cual cansa bastante (y más aún si se le suma el hecho de caminar en altura). Desde el mirador se tiene una hermosa vista de Baños y las sierras que lo rodean. Vale la pena el esfuerzo. Después caminamos un poco más por el centro y cenamos en un lugar muy lindo. Como en todo los lugares que visitamos, a las diez de la noche no queda nada.

El día siguiente fue muy activo. Temprano alquilamos unas bicis (5 dólares el alquiler por día) para hacer la Ruta de las Cascadas. Esta ruta es la que une Baños con Puyo, y si bien es una ruta donde transitan autos, está habilitada también como ciclovía. El camino es de montaña y cascadas, con lo cual el paisaje es muy bello. Nosotros recorrimos 17 kilómetros de esta ruta hasta llegar a una cascada muy importante conocida como el Pailón del Diablo. Una vez allí, recorrimos a pie un sendero que lleva a unas pasarelas y un puente desde donde se puede apreciar la cascada en toda su magnitud e intensidad (1,5 dólares la entrada). Cuando terminamos el recorrido, almorzamos en uno de los tantos comedores económicos y típicos de Ecuador, y regresamos a Baños. Para la vuelta, y sabiendo que la mayoría del camino sería en subida, optamos por cargar las bicis en un camión que nos llevó al centro del pueblo. A la salida del Pailón están esperando esos camiones y cobran entre 2 y 2,5 dólares por persona. Se ve que pensar en 17 kilómetros en subida acobarda bastante a cualquiera.

Por la tarde hicimos otro de los paseos que ofrece este lugar: La Casa del Árbol (1 dólar la entrada). Aquí se llega con un bus público que sale del centro de la ciudad (1 dólar el pasaje), y en poco más de media hora se alcanza la parte alta de una montaña donde hay una casita en un árbol con dos hamacas que parece que se suspenden sobre el vacío. Como telón de fondo está el volcán Tungurahua que tuvimos la suerte de ver sin nubes y emitiendo cenizas. Es un lugar lindo para conocer, sobre todo si se tiene la suerte de ver el volcán. Además, por momentos uno queda entre las nubes y no se ve a un metro de distancia. 




A la mañana siguiente partimos hacia Riobamba donde tuvimos que hacer una conexión con otro bus que nos llevara hasta Alausí, desde donde haríamos el paseo en el tren La Nariz del Diablo. El viaje en total nos llevó entre cuatro y cinco horas, con un costo total de 5 dólares.

Riobamaba, desde la ventanilla del bus, no nos resultó para nada atractiva. Es una ciudad grande, sin mucho colorido.

El tren turístico de Ecuador tiene varias rutas diferentes. La más importante es la que une Alausí con Simbabe, conocida como la Nariz del Diablo. Según las referencias, es la ruta de tren más difícil del mundo, porque el tren asciende y desciende mucha altura en pocos kilómetros. Actualmente los trenes funcionan únicamente con fines turísticos. 

Llegamos a Alausí pasado el mediodía. A veces es bueno llegar a un lugar sin expectativas, porque el factor sorpresa puede funcionar para bien. Y eso me pasó en Alausí. Es un pueblito pequeño, colonial, colorido y precioso. Las casitas de colores con sus balcones, sus calles adoquinadas y en pendiente, y su geografía, hacen de Alausí un lugar encantador. El pueblo está enclavado entre montañas de un verde intenso, y por momentos, por la altura en la que se encuentra, queda sumergido en las nubes. Si bien algunas casas están en bastante mal estado, igual me resultó atractivo. Durante la tarde que estuvimos allí caminamos sin rumbo definido, sólo disfrutando de la belleza y tranquilidad del lugar. Visitamos la estación de tren, algunas plazas, un monumento enorme a San Pedro ubicado en una colina que sobresale del pueblo, un puente ferroviario, y me deleité fotografiando balcones.




A la mañana siguiente nos subimos al tren que nos llevaría a conocer la Nariz del Diablo. El viaje dura una hora entre ida y vuelta, con un tiempo en el medio en la estación de Simbabe para visitar un museo y tomar un refrigerio. El tren es antiguo, con amplios vagones de madera, y la ruta es de montaña y precipicio, bastante vertiginosa. El paisaje que recorre es muy bonito. Lo interesante del tren, más allá de la altura que alcanza, es que tanto para ascender como para descender lo hace en ziz zag, cambiando las vías y la dirección (ya que el tren no puede doblar). El nombre Nariz del Diablo responde a varias leyendas, pero todas coinciden en que por esa ruta, de alguna manera u otra, a las personas que la transitaban se les presentaba el diablo. Además, si uno observa la montaña por donde circula el tren, y hace un esfuerzo imaginativo enorme, se podría llegar a ver la cara de un diablo (o de Don Sata, según nos decía con miedo un taxista que conocimos en Quito).

Terminado el paseo en tren nos tomamos un bus a la ciudad de Cuenca (5 dólares), último destino de Ecuador antes de regresar a Quito. El viaje fueron unas cuatro horas bastantes movidas, porque el camino es de montaña, con muchas curvas. Se hizo un poco pesado. Llegamos a Cuenca por la tarde, y nos fuimos a recorrer un poco el centro histórico. Cuenca es una ciudad grande, y junto a Quito son las ciudades virreinales más importantes del país. La ciudad conserva muchas de sus construcciones coloniales. Es una ciudad muy linda y con mucho movimiento. En lo que nos quedaba de día pudimos conocer la Catedral Nueva, algunas otras iglesias y mercados, y caminar un poco por la Calle Larga, que bordea el río Tomebamba, el cual divide a la ciudad entre la parte moderna y la antigua.

Al día siguiente recorrimos Cuenca sin parar. La ciudad me resultó más atractiva que el día anterior. Y de hecho me pareció más linda y con más vida que Quito. Toda la zona que bordea el río Tomebamba, conocida como el Barranco, es preciosa. La parte antigua se encuentra en desnivel con el río, de ahí el nombre de Barranco. Todo el camino que bordea el Tomebamba está muy bien cuidado y es un lindo paseo para caminar o andar en bici. Visitamos otra vez la Catedral Nueva, para subir a su terraza (1 dólar la entrada) y ver Cuenca desde lo alto. Luego fuimos al Museo Municipal de Arte Moderno, ubicado en lo que fue un manicomio, cárcel y lugar de rehabilitación. El museo tiene algunas instalaciones interesantes, y otras no tanto, pero es una linda visita si se cuenta con tiempo. De allí nos fuimos para la parte nueva de la ciudad donde visitamos el Parque de la Madre y el Planetario, donde vimos un vídeo del universo y ... me quedé dormida. Después del almuerzo recorrimos la Calle Larga hasta llegar al Museo Arqueológico y Etnográfico Pumapungo. El museo está muy bien puesto, es muy explicativo, y además junto a él se pueden visitar unas ruinas arqueológicas que forman parte de un hermoso parque donde también se encuentra un refugio de aves. Tanto las ruinas como el parque están muy bien cuidados, y son un lindo paseo para realizar en la ciudad. 

Tuvimos la suerte de que por esos días Cuenca festejaba otro aniversario de su fundación, con lo cual había una lista enorme de actividades culturales. Por la tarde fuimos a una feria gastronómica en la Plaza de San Sebastián, y de allí fuimos a la Catedral Vieja a un concierto de la filarmónica de Cuenca junto a un trío de guitarras, que tocaban desde boleros hasta cumbia.






Por la noche tomamos un bus a Quito, donde llegamos bien temprano a la mañana (el viaje duró entre 8 y 9 horas, y el pasaje costó 12 dólares). Ese día lo aprovechamos para ir a conocer la famosa ciudad La Mitad del Mundo. La verdad que nos llevó más el viaje que el tiempo que estuvimos allí. Para llegar a La Mitad del Mundo se puede ir con un colectivo o con el Ecovía, en dirección norte, hasta la Terminal La Ofelia (25 centavos de dólar el pasaje). De ahí tomar otro colectivo hasta La Mitad del Mundo (40 centavos de dólar). En total es una hora y media de viaje, desde La Mariscal.

La Mitad del Mundo es una especie de parque temático, muy prolijito, con algunos museos, un planetario, y el monumento que indica donde esta trazada la línea que divide el hemisferio norte del sur (aunque en realidad, el punto exacto de la línea del Ecuador se encuentra a unos kilómetros). La entrada sencilla a La Mitad del Mundo costó 3,5 dólares. Existe otra entrada que incluye la posibilidad de visitar el planetario y el Museo de la Mitad del Mundo (con el mirador) que cuesta 7 dólares. En nuestro caso, como el museo estaba en refacciones, y ya habíamos visitado un planetario en Cuenca, optamos por la entrada sencilla que nos incluyó algunos museos interesantes. La mayor parte del predio son negocios de artesanías y lugares para comer. Si uno realiza la visita durante la semana, raramente encuentre alguna atracción extra. Por lo que nos dijeron, de haber algún espectáculo o presentación, es lo fines de semana.

Si no se cuenta con mucho tiempo en Quito, conviene aprovecharlo para visitar otras atracciones de la ciudad, antes que visitar La Mitad del Mundo, o bien hacer alguna excursión por el día. .

El poco tiempo que nos quedó, paseamos, caminamos sin un destino específico, y sin cámara de fotos. Quito es una ciudad muy bonita para recorrer y disfrutar. 



Algunas apreciaciones personales (y otras no tanto)

El transporte de larga distancia en Ecuador es bastante bueno. Si bien los buses paran en todos los pueblos, eso también hace que siempre se consiga viajar de un lugar a otro sin mucha espera, ni con el riesgo de no conseguir pasajes. Para ningún tramo fue necesario comprar pasajes con antelación, sólo es cuestión de averiguar los horarios y frecuencias, e ir a la terminal unos minutos antes del horario. En alguna ocasión nos paso que el horario indicado no se cumpliera y saliera el servicio siguiente, o que el bus saliera antes del horario previsto (por eso es recomendable estar un poco antes en la terminal. De todas maneras, a lo sumo se esperará el servicio siguiente). Los buses son en general cómodos, o por lo menos a cada pasajero le corresponde un asiento (he tenido experiencias en otros viajes en las que ésto no fue así). 

Por otro lado, el hecho de que los buses entren y paren en cada pueblito no significó una desventaja para mi, sino al contrario. Me permitió conocer y ver, aunque sea desde arriba de un bus, un poco más la realidad del interior de este país. A lo largo de los caminos, es difícil encontrar zonas despobladas. Ya sean pequeños asentamientos, pueblos, o ciudades, todo el tiempo se ve desde la ruta alguna población. También, a medida que se recorren zonas más rurales o pueblos más pequeños, se puede ver mayor presencia de aborígenes con sus trajes típicos. Es muy lindo ver también la interacción de las personas, sobre todo en los lugares más pequeños, donde todos se saludan y conocen.

En relación a los ecuatorianos, debo decir que en cada lugar donde estuvimos, ya sea grandes ciudades, pueblos, lugares más y menos turísticos, en todos ellos nos recibieron siempre muy bien, y nos trataron con mucha cordialidad y respeto. Fueron siempre amables y bien predispuestos a ayudar desinteresadamente. Me llevé la mejor de las impresiones de ellos.

El clima en esa época del año (marzo/abril) fue bastante variable. En la zona central tuvimos bastantes nubes y en general estuvo fresco, salvo en algunas ocasiones cuando salía el sol. También tuvimos lluvias, pero por suerte no nos impidieron hacer las cosas que queríamos. En varios de los días en algún momento llovía y luego paraba. Lo mismo en la selva, con la salvedad que ahí si nos acompañó el calor. Por suerte en las Galápagos no nos llovió ningún día, y ahí si el calor fue intenso.

Una de las cosas que más me llamó la atención de la geografía del lugar, sobre todo en la parte central del país, la montañosa, es que las nubes están al alcance de la mano, cuando no es que uno está dentro de las nubes, o bien por encima de ellas. Supongo que la altura debe tener mucho que ver con eso. Le da un aspecto muy particular al paisaje.



Recomendaciones y datos útiles

  • El transporte de larga distancia en Ecuador es muy económico y la frecuencia de los servicios en muy amplia. Para tener una idea, cada hora de viaje equivale a 1 dólar y monedas, aproximadamente.
Otavalo
  • Hotel Santa Fe. Dirección: Roca 734. 26 dólares la habitación doble con baño privado. Un hotel muy lindo, ubicado en pleno centro de Otavalo. Aceptan tarjeta de crédito.
Alausí
  • Trenes de Ecuador. Existen diversas rutas interesantes. Conviene reservar el boleto con anticipación. 25 dólares la excursión a la Nariz del Diablo. Incluye un refrigerio. Esta ruta tiene dos horarios por la mañana y uno por la tarde, pero conviene chequear antes si funcionan, ya que depende de la temporada.
  • Hotel Europa. Dirección: Av. 5 de Junio 175. 30 dólares la habitación doble con baño privado, sin desayuno. Es un hotel viejo en regular estado. Lo elegimos porque de todos los que averiguamos era el único que aceptaba tarjeta de crédito. Existen otras opciones por el mismo precio a lo largo de la misma avenida.
Cuenca
  • Hostal San Marcos. Dirección: Vega Muñoz 7-45. El hostal es lindo y está bien ubicado, a pocas cuadras de la plaza principal. La atención del personal es muy cálida. 42 dólares la habitación doble con baño privado, sin desayuno (aunque nos sirvieron uno de cortesía en la habitación).
  • Museo Municipal de Arte Moderno. Dirección: Sucre y Coronel Talbot. Entrada gratis.
  • Museo Pumapungo y ruinas arqueológicas. Dirección: Calle Larga y Huayna Capac. Entrada gratis.
Quito
  • Hotel Windsor. Dirección: Vicente Ramón Roca Oe - 115, La Mariscal. 60 dólares la habitación doble con desayuno. Las habitaciones son amplias y modernas, y el baño dispone de jacuzzi. La ubicación está muy bien.

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