Luego de una viaje de siete horas desde Quito, llegamos a Lago Agrio. Allí tuvimos que esperar
CUATRO HORAS a que nos pasara a buscar otro bus para llevarnos hasta la entrada
de la Reserva de Cuyabeno. Evidentemente la coordinación de los tiempos entre los pasajeros que
viajan en bus público, avión y bus privado no está aceitada todavía por las agencias de turismo (todas estaban en la misma situación).
El viaje siguiente duró unas dos horas, y luego nos subimos a una canoa con motor que nos adentró en la Reserva del Cuyabeno, hasta llegar al Guacamyo Lodge, el lugar que nos alojó en la selva amazónica. El viaje en
lancha fueron otras dos horas más, pero mucho más interesantes por el entorno
selvático y la fauna que íbamos viendo en el camino.
La Reserva Faunística del Cuyabeno es un parque nacional
situado en la cuenca del río Amazonas. Su nombre lo da el río que la atraviesa,
el Cuyabeno, y es una zona de río y selva. Esta reserva es parte del ecosistema
más extenso llamado Amazonía, y que incluye regiones de Ecuador, Colombia, Perú
y Brasil.
Una vez que uno se instala en el lodge prácticamente pierde
conexión con el mundo. No hay internet, ni tele, ni radio, ni teléfono, ni
negocios, ni nada. Hay luz sólo de 19 a 22 hs. Y luego la selva, sus sonidos y sus luces.
El Guacamayo Lodge estaba muy bien, a no ser porque las
habitaciones no son tan privadas. Están separadas sólo paredes que no llegan hasta el techo (lo mismo
que los baños), con lo cual se podía escuchar
hasta cuando el vecino se daba vuelta en la cama. En relación al servicio y las
comidas, todo fue excelente.
Luego del primer almuerzo nos subieron a un bote junto a dos chilenos
para remar hasta una laguna donde se podía nadar, y donde contemplamos un
hermoso atardecer en la cuenca del Amazonas. Ya de noche volvimos remando sólo
iluminados por la luz de la luna y acompañados por el sonido de la selva. En el
camino vimos un caimán negro, especie dificil de encontrar. Estuvo muy lindo el
paseo. Luego cenamos, y a las diez de la noche, como nos habían dicho, todo
quedó a oscuras (aquí la electricidad se obtiene por paneles solares con lo
cual hay que usarla sólo lo necesario).
Al día siguiente por la mañana hicimos una caminata de unas
dos horas por la selva, para apreciar flora y fauna. Flora vimos mucha, fauna
casi nada. Luego de la caminata nos dimos un chapuzón desde el bote para apagar
el calor, y seguimos viaje hasta el Lodge para el almuerzo. Por la tarde hicimos
una nueva navegación que se extendió hasta que empezó a oscurecer, para buscar
fauna. Ahí si vimos algunas especies interesantes, como ser aves y serpientes. Aquí la mayoría de la gente que trabaja para los lodges pertenecen a alguna
comunidad aborigen. Nuestro guía, por ejemplo, pertenecía a una comunidad Kichwa. Es muy interesante ver la relación que tienen con la selva.
Pueden distinguir un pajarito diminuto en la copa de un árbol a muchísimos
metros de distancia, con la lancha en movimiento. Creo que me llamó más la
atención eso que los mismos animales.
El último día paseamos nuevamente en lancha durante un largo
rato en el cual pudimos ver monos, uno muy chiquito, del tamaño de una mano
llamado leoncillo, tucanes, otros pájaros, boas y el delfín de río. Luego
seguimos viaje hacia una comunidad Siona, donde nos esperaban para mostrarnos
como se prepara el casabe, el plato típico de esa comunidad que consiste en una
tortilla de yuca (mandioca). De allí nos fuimos a visitar un chamán y luego a otra
comunidad Siona. Sinceramente no me pareció interesante ni la visita a las comunidades,
ni al chamán. Se notaba que estaba todo preparado, nada auténtico, a no ser por
las casillas donde viven.
Para los que como yo no son tan amantes de la vida
silvestre, el programa de tres noches se hace un poco extenso. Las actividades
son bastante reiterativas, porque justamente consisten en buscar y apreciar
flora y fauna. El tema es que también es mucho viaje hasta allá, por lo menos
desde Quito, con lo cual al menos dos noches es conveniente quedarse.
Ahora, para los amantes de todo esto, hay programas aún más extensos.
El día siguiente fue bastante largo y tedioso. El viaje de
vuelta llevó doce horas entre canoa (donde encima nos llovió torrencialmente
las casi dos horas de viaje) y buses. El camino es bellísimo, todo
de montaña y selva, pero no pude disfrutarlo como hubiese querido ya que estuve todo el viaje con fiebre y cuando llegué a Quito no tuve más opción que
llamar a un médico. Por suerte me curó enseguida, y no tuve que perder ni un día en la cama.
El día siguiente, viernes Santo, tuvimos la fortuna de estar en Quito. Acá la Semana
Santa es una festividad muy importante, llena de diversas actividades para
hacer, y que convoca muchísima gente. Al mediodía nos fuimos directo para el
centro histórico para ver la procesión de Jesús del Gran Poder, la más importante de esta festividad. El centro estaba repleto de gente, una
multitud había tenido la misma idea que nosotros. No pudimos alcanzar a ver
mucho de la procesión, salvo algunas capuchas violetas de
"cucuruchos", que son unos personajes de los cuales la gente se
disfraza. Son una especie de ku klux clan de color violeta, que por lo que pude investigar, remiten a los penitenciados por la Inquisición, y se utilizan para imitar los escarnios de Jesús camino a la cruz. Algunos cucuruchos cargaban cruces,
otros simplemente caminaban, y otros llevaban altares, o arrastraban cadenas con los pies. También había músicos
y oradores. Pese a que no pudimos apreciar del todo bien la procesión, resultó muy interesante vivir esta festividad en esta ciudad tan devota.
Ya entrado el mediodía, nos fuimos a comer el plato típico
que en Ecuador sólo se prepara en la Semana Santa: la fanesca. Básicamente consiste en un guiso, que se prepara con doce granos diferentes, que representan a los doce
apóstoles y a las doce tribus de Israel, bacalao salado que representa a Jesús,
y además lleva queso y huevo. Existen también otras explicaciones respecto al origen y significado de este plato, con lo cual se puede optar por la que más guste. Lo que sí, todas acuerdan en que es un plato exclusivo de esta festividad. En el Centro Histórico se pueden encontrar locales gastronómicos muy económicos. Por menos
de tres dólares se puede comer un menú con entrada, plato principal y jugo, y quedar más que satisfecho.
Finalizado nuestro almuerzo nos fuimos a la terminal de buses
para viajar a un pueblo que se llama Otavalo, donde todos los sábados se
realiza una enorme feria de artesanías, animales, y comidas, que abarca todo el
pueblo.
Recomendaciones y datos útiles
- Gulliver Expeditions. Tour a la Reserva del Cuyabeno 4 días/3 noches 230 dólares (se puede pagar con tarjeta de crédito agregando un 6%). Tienen además de los tours a la selva, otras excursiones. Quedamos muy conformes con la atención y con el precio. Además tienen la opción de contratar un bus privado para el tramo Quito - Lago Agrio (ida y/o vuelta), que sale desde La Mariscal y finaliza en el lugar de Lago Agrio donde las agencias de turismo recogen a los pasajeros (15 dólares por tramo).
- Guacamayo Lodge. Los lodges se contratan a través de diferentes agencias de turismo, o bien por cuenta propia. El lodge que se contrata no sólo incluye el alojamiento, sino también las comidas, las excursiones, los guías, y demás servicios (botas, ponchos para la lluvia, elementos para la observación de animales, entre otras cosas). Nosotros fuimos al Guacamayo y nos resultó muy bien. Si bien las habitaciones son rústicas (como estimo deben ser las de cualquier lodge de ese precio), la atención, la comida y las excursiones fueron excelentes.
- Restaurante El Chef Ejecutivo. Dirección: Calle Flores N5 - 28, Centro Histórico, Quito. Excelente fanesca. Menúes entre 2 y 3 dólares (sopa, plato principal y jugo).
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