Ecuador fue un destino elegido casi por descarte. Mientras barajábamos algunas posibilidades de vacaciones y evaluábamos presupuestos, TAME, la aerolíneas ecuatoriana, sacó de la galera una promoción que nos llevaba a Quito y a las Islas Galápagos por sólo 6500 pesos. No lo dudamos mucho. Y si bien mi expectativa no era muy alta, Ecuador llegó a superarla con creces, y a demostrarme una vez más que viajar sin muchos pre conceptos puede ser una idea fantástica.
Llegamos a a Quito casi a media noche, luego de seis horas de viaje. Media hora más tarde ya estábamos instalados en nuestro hostal ubicado en el barrio La Mariscal, un barrio muy lindo y moderno, lleno de
bares y boliches. Una especie de Palermo, en términos porteños. El epicentro
del barrio es la Plaza Foch, alrededor de la cual se encuentran muchos bares y
lugares de oferta de servicios turísticos. La calle donde estaba ubicado
nuestro hostal era muy bonita y por suerte silenciosa, a diferencia de otras calles de la zona.
El primer día en Quito nos fuimos directo para el Centro Histórico. Desde La Mariscal se puede viajar con el trolebús que circula por la Avenida 10 de Agosto, o bien con el ecovía que circula por la Avenida 6 de Agosto. El transpore público en Quito es económico (25 centavos de dólar el pasaje en trolebús, ecovía o bus), y sencillo. Hay varias líneas de ecovías y troles que atraviesan toda la ciudad.
En el centro histórico hicimos dos visitas importantes: la Iglesia de la Compañía de
Jesus, y el Palacio Presidencial.
La Iglesia de la Compañía de Jesus es impresionante. Desde el punto de vista arquitectónico, está a la
altura de las iglesias más hermosas del mundo (por lo menos de las que yo
conocí). En Quito, este lugar es de visita obligada. La construcción es de estilo
barroco, con un nivel de trabajo y detalle exquisito, toda recubierta con oro. Es una verdadera joya. Luego fuimos al Palacio de
Carondelet o Palacio Presidencial, que ofrece visitas guiadas gratuitas. El
paseo vale la pena.
El recorrido por el centro histórico siguió por la calle La
Ronda, una callecita estrecha y muy bonita, la Plaza e Iglesia de San
Francisco, y demás calles coloniales. Lo que llama poderosamente la atención es
la cantidad de iglesias que hay en las pocas cuadras que ocupa este
barrio. Según nos dijeron, sólo en el centro histórico hay veintitrés iglesias. Y para resaltar aún más el perfil religioso de esta ciudad, hay una calle llamada De las siete cruces, porque a lo largo de ella (que no es necesariamente larga) se pueden encontrar siete iglesias.
En esta parte de la ciudad también se observa una gran
oferta gastronómica, y para todos los gustos: desde carros de venta de comida
al paso, hasta menúes muy baratos y lugares
más exclusivos.
Quito, o más precisamente su centro histórico, es una de las ciudades
coloniales mejor conservadas, a lo que se le suma una geografía muy bella, de
montañas repletas de casitas de colores, lo que hace aún más pintoresca esta
ciudad.
En la visita a la Compañía de Jesus conocimos una pareja,
él ecuatoriano y ella venezolana, que viven en España y estaban de visita. Estuvimos conversando unas cuadras, y nos
llevaron a conocer un bar un poco escondido llamado Vista Hermosa, que tiene una terraza desde donde se puede apreciar el centro histórico y los alrededores. Un lugar muy bonito que hace honor su nombre.
Por la tarde, para refugiarnos de una lluvia que cada vez se
hacía más intensa, nos tomamos un café en la heladería/cafetería Caribe, que
me pareció muy auténtica. Ya entrada la noche, y por la Semana Santa, fuimos al
Museo de la Ciudad donde había un espectáculo de música sacra, en el cual
duramos quince minutos.
La Semana Santa en Quito parece ser uno de los eventos del año. Desde la semana anterior se ofrecen diversas actividades, como conciertos y otros espectáculos. Ya en los días de Semana Santa hay un extensa agenda de actividades y procesiones a lo largo de toda la ciudad. Quito, y Ecuador en general, es un país católico donde la práctica de la religión está a la vista.
Ya de regreso en La Mariscal, y por recomendación de una empleada del hostal, fuimos a cenar a un lugar en apariencia no turístico, llamado Las Menestras de la Almagro. Debo decir que regresamos en otras ocasiones ya que comimos muy rico y abundante, y a precios muy enconómicos (sobre todo por estar ubicado en La Mariscal).
Al día siguiente, temprano partimos para las Islas
Galápagos. Nuestro vuelo salió con dos horas y media de retraso, con lo cual aterrizamos en el aeropuerto de
Baltra por la tarde. Del aeropuerto un micro de la misma compañía aérea nos llevó a un muelle,
donde por un dólar nos cruzaron en lancha a la Isla de Santa Cruz. Luego, por dos
dólares más y una hora de viaje, un bus nos dejó en el centro de Puerto
Ayora, la "ciudad" más importante de las Islas Galpágos. También se puede conseguir un taxi en el mismo lugar donde esperan los buses, pero el viaje es bastante más caro (18 dólares).
Puerto Ayora es un típico pueblo de mar dedicado mayormente al
turismo. Si bien, según nos contaba un lugareño, creció mucho en los últimos
años (actualmente tiene 18000 habitantes), sigue siendo un lugar muy
tranquilo y seguro. También nos contó que para vivir allí, o en cualquiera de las islas del archipiélago, hay que ser
descendiente de locales, o bien tener un contrato de trabajo. No se puede
comprar ni alquilar propiedades sin esta condición.
En Puerto Ayora nos alojamos en un Hostal llamado Dove, un tanto alejado del
centro, pero muy económico para los precios que se manejan en las islas. Lo bueno es que las distancias, además de ser
en general cortas, no son un problema para transportarse ya que los taxis
cobran una tarifa fija de un dólar para ir y volver de cualquier punto de la
parte baja de la isla (lo que sería la zona céntrica de Puerto Ayora).
Apenas dejamos las cosas en el hostal y ya con la tarde casi
perdida, fuimos a conocer la Laguna de las Ninfas, una laguna rodeada de manglares, con una pasarela para
recorrerla, ubicada en el centro de la
ciudad. De allí fuimos al Centro de Interpretación Charles Darwin, para
conocer el criadero de tortugas gigantes. Nada muy sorprendente, a excepción del tamaño
de esos animales. El tema es que como ahí están en cautiverio, no sé si me
resultó tan atractivo. También pasamos por una pequeña playa cerca del centro
de interpretación, que estuvo bien para apagar el calor que teníamos. El mes de marzo es muy caluroso.
Ya de regreso para la zona del centro, averiguamos por excursiones en
algunas de las tantísimas agencias de turismo que hay, y luego nos fuimos a cenar a una calle llamada "la calle de los kioskos". Esta calle, transitable durante el día, por la noche se cierra y se convierte en un gran comedor donde diversos
restaurantes ofrecen menúes económicos (a diferencia de la zona de la
costanera, donde los precios son bastante más elevados).
Al día siguiente conocimos Tortuga Bay, una playa extensa,
de arena blanca y agua celeste, que no tiene nada que envidiarle al Caribe. Tal
vez el Caribe pueda envidiarle que esta playa es agreste, llena de especies de
animales que viven y circulan libremente. Vimos iguanas marinas tomando sol,
cangrejos de todos los colores y tamaños, aves, pelícanos . La verdad que es
una belleza. Nos quedamos en una playa llamada la mansa, donde hay manglares y
arbolitos donde refugiarse del tajante sol. Tortuga Bay se encuentra alejada del centro de Puerto Ayora, como la mayoría de las playas allí. Para llegar hay que hacer una caminata de poco menos de una hora, por un sendero perfectamente delimitado y en excelente estado.
Por la tarde hicimos otro paseo a un lugar llamado Las
Grietas, que es una falla que forma dos paredones altos y angostos de piedra, donde se
filtra agua de mar. Un lugar ideal para nadar y hacer snorkel. El agua era un poco
fría, pero igual es un lugar hermoso. De regreso nos detuvimos en una playa pequeña y bonita, llamada De los alemanes, donde nos quedamos mientras atardecía.
Para ir del muelle de Puerto Ayora hasta Las Gietas y la Playa de los Alemanes se puede tomar una lancha y en cinco minutos se cruza a otro muelle desde donde se camina unos pocos metros para llegar a esas atracciones. El pasaje cuesta 60 centavos de dólar por persona. Hay agencias que ofrecen excursiones de medio día que incluyen esos lugares y otros pocos más, y cobran alrededor de 30 dólares por persona. Si no se cuenta con mucho dinero para destinar a excursiones, estos paseos es conveniente hacerlos por cuenta propia, ya que la diferencia en dinero es mucha. Además, se puede permanecer más tiempo en la playa o en Las Grietas, sin estar atado al horario de una excursión.
El sol en las Galpágos es fulminante. Si no se toma la
precaución de estar cubierto o de ponerse un protector muy alto, se la puede
llegar a pasar muy mal (como le pasó a mi novio). Es importante tener en cuenta esto, y tomar las medidas necesarias antes de iniciar algún paseo.
A la mañana siguiente partimos bien temprano para otra isla,
Isabela, en una excursión previamente contratada en Puerto Ayora. La excursión terminaba a las tres de la tarde y regresaba a Puerto Ayora alrededor de las cinco, con lo cual eran pocas las horas que efectivamente íbamos a estar conocienodo Isabela, así que hicimos un pequeño
arreglo con la agencia para que nuestra vuelta fuera al día siguiente por la tarde, y poder
disfrutar un poco más sin estar a las corridas. También existe la opción de viajar de una isla a otra por sin contratar excursión alguna. Las lanchas salen por la mañana y por la tarde (conviene chequear bien los horarios), y el pasaje sale 30 dólares por tramo.
El viaje a Isabela son dos horas en un barquito muy pequeño
que se mueve que da calambre. No la pasé muy bien, la verdad que llegué muy
mareada. La excursión contratada consistía en visitar una laguna con flamencos, después un
lugar de crianza de tortugas, para finalizar con un paseo en bote por otras isletas
para ver fauna: tintoreras, lobos marinos, pingüinos, piqueros de patas azules
y demás. Al final de la excursión nos dejaban un tiempo para hacer snorkel. Por
mi experiencia, como todas las excursiones contratadas, lo más interesante fue
el snorkel y el recorrido con el barco para divisar fauna, y el resto fue puro
relleno. Y como siempre, el relleno fue lo que más tiempo ocupó de la
excursión. Igual estuvo bien. La verdad es que las agencias ofrecen otras excursiones dedicadas al
snorkel y otras actividades acuáticas, pero son bastante saladitas, así que hay que
elegir.
Puerto Villamil, la población de la isla Isabela es mucho
más pequeña, rústica y menos armada que Puerto Ayora. Las playas son muy
lindas, y lo bueno es que están ubicadas cerca del pueblo, lo cual es una
ventaja ya que se puede acceder en cualquier momento del día.
Por la tarde alquilamos unas bicis (3 dólares la hora) y nos fuimos por un
sendero que va del centro del pueblo hasta un lugar que se llama el Muro de las Lágrimas. No llegamos al muro porque ya se nos hacia tarde, pero pasamos por
lugares muy lindos, playas y senderos. Además el camino en sí mismo es muy
bonito para hacer, ya sea en bicicleta o caminando (son aproximadamente 5 kilómetros de ida. Si bien es poco, parte del camino es de arena, con lo cual requiere de cierto esfuerzo).
Por lo general tanto en Santa Cruz como en Isabela,
las atracciones tiene un horario, el cual en su mayoría es desde muy temprano a
la mañana, hasta las 17, 18 horas.
Para comer barato siempre es recomendable hacerlo en los lugares más alejados de la costanera (lo cual son dos o tres cuadras, no mucho más). En Isabela hasta el mediodía funciona el mercado, donde sirven platos abundantes de desayuno y almuerzo a muy buen precio.
Al día siguiente, después de probar un desayuno típico en el
mercado del pueblo con bolones (que son unas bolas de plátano y queso), huevo y
licuado de avena con frutas, fuimos a un lugar cercano al muelle llamado Concha Perla, que es una pileta natural de agua transparente rodeada de manglares, ideal
para hacer snorkel. Allí estuvimos toda la mañana hasta que llegó el momento de
dejar la isla, a eso de las tres de la tarde. Si el viaje de ida fue movido, el
de vuelta fue mucho peor.
De regreso en Quito, y con poco tiempo ya que a la noche partíamos para la selva,
nos fuimos a visitar el museo de Guayasamin. Guayasamin fue un pintor y
escultor ecuatoriano contemporáneo que reivindicó con su arte a las culturas nativas y los
grupos más desfavorecidos. Toda su obra está basada en la protesta social, y muestra
el sufrimiento de distintos grupos y pueblos. La verdad que la obra es
de una belleza sublime. El museo es lo que fue su hermosa casa, donde el pintor vivió los últimos años de su vida. Allí se exhibe una colección de obras de diferentes artistas y
culturas, desde arte sacro, esculturas pre colombinas y cuadros de
artistas conocidos, entre otras cosas, que Guayasamín fue adquiriendo a lo largo de su vida. También está su taller, con algunas obras terminadas y otras inconclusas Al lado de la casa se encuentra la
Capilla del Hombre, una construcción enorme donde se exhibe la obra más
importante del pintor. Este paseo es de lo mejor de Quito.
De allí nos fuimos a tomar unos canelazos (bebida caliente a base de jugo de naranjilla, canela y caña) a la calle de la
Ronda. A partir de las siete de la tarde, cuando baja el sol y los bares abren sus puertas, esta calle es el lugar ideal en el centro histórico para tomar unas copas y escuchar algo de música en vivo. A la noche partimos en bus rumbo a Lago Agrio, para hacer una excursión a la Reserva del Cuyabeno, en la cuenca del Amazonas.
Recomendaciones y datos útiles
- TAME Línea Aérea del Ecuador
Quito
- Hostal Posada del Maple. Dirección: Calle Padre Juan Rodríguez E8 - 49, La Mariscal. Es una casa antigua bien conservada. Las habitaciones no son muy lindas, no tienen ni calefacción ni aire acondicionado (nosotros pasamos bastante frío). También tuvimos una mala experiencia con el personal, ya que una noche no nos dejaron utilizar el teléfono (con cobro revertido) para llamar a un médico. El precio de la habitación doble con baño privado y desayuno es de 37 dólares (aceptan tarjeta de crédito con un 12% de recargo). A juzgar por los precios de Ecuador y por la calidad del hostal no resultó económico. La ventaja que tiene es que está muy bien ubicado, y tienen guarda equipajes.
- Taxi del Aeropuerto Mariscal Sucre al barrio La Mariscal 25 dólares.
- Iglesia de la Compañia de Jesús. Dirección: Calles García Moreno y Sucre, Centro Histórico. 2 dólares la entrada para estudiantes o 4 dólares para el público general. La entrada incluye una visita guiada, pero no la ofrecen si no se pregunta.
- Palacio Carondelet. Ofrece visitas guiadas gratuitas para lo cual hay que anotarse previamente en una cabina ubicada junto al Palacio. Es importante llevar alguna identificación.
- Vista Hermosa. Dirección: Calle Mejía oE4 - 45, Centro Histórico. Un bar muy lindo, con una terraza mirador para apreciar la ciudad de Quito.
- Las Menestras de la Almagro. Dirección: Calle Diego de Almagro N24 - 15, La Mariscal. Excelente comida, muy abundante, y precios económicos. Se puede comer por 4 dólares por personas.
- Café Taita Pendejadas. Dirección: Calle Morales oE - 384, Centro Histórico. Un lindo y acogedor reducto en la calle de La Ronda para tomar unos canelazos y escuchar música en vivo.
- Museo Guayasamín y Capilla del Hombre. Dirección: Calle Mariano Calvache E18 - 94, Bellavista. Entrada general 8 dólares (con visita guiada tanto en el museo como en la capilla). Imperdible.
Islas Galápagos
- Para el ingreso a las Islas Galápagos pagamos un impuesto en el aeropuerto de Quito de 20 dólares, y luego la entrada al Parque Nacional de 50 dólares. Dependiendo de la nacionalidad, la tarifa puede ser mayor o menor. Además hay que hacer un pre-registro en la web del Gobierno de las Islas. Para más información http://www.gobiernogalapagos.gob.ec/
- Para mayor información sobre las islas y las visitas que se pueden realizar: http://www.galapagospark.org/
- Hostal Galápagos Dove. Dirección: Barrio Matazarno entre el Coliseo cerrado y la pista de patinaje (si, ésta es la dirección). 30 dólares la habitación doble con baño privado. El hostal es sencillo, pero la atención es muy cálida y amable.
- Calle de los Kioskos. Dirección: Binford y Baltra. El lugar ideal en Puerto Ayora para comer menúes económicos. Funciona por la noche.
- Excursión a Isabela con Tintoreras (desde Puerto Ayora) , con pasaje de vuelta abierto, 130 dólares. La contratamos en la Agencia Los Viajes de Darwin, que si bien nos atendieron muy bien a la hora de vendernos la excrusión, ésta fue bastante desorganizada. De todas maneras, nos dió la impresión que las agencias de Puerto Ayora contratan a las de Puerto Villamil para las excursiones en Isabela, con lo cual no se puede saber a ciencia cierta como va a resultar. Tal vez son todas lo mismo.
- Gran Hostal Tintoreras. Pagamos 40 dólares la habitación doble con aire acondicionado, porque amenazamos con irnos (nos querían cobrar 60). El hotel es precioso. Las habitaciones son nuevas y amplias, y la ubicación es excelente. El desayuno lo cobran aparte y lo sirven muy temprano.